Declaración de artista
Mi práctica fotográfica surge de un contexto de intersecciones entre experiencias personales, procesos de subjetivación e investigaciones centradas en lo que se revela en el límite de la imagen. Grabo con una visión monocular muy reducida, lo que me lleva a un método de observación que enfatiza los contornos, las sombras y los espacios.
Este estado de percepción restringida, similar a las reflexiones literarias sobre la oscuridad parcial, impulsa una poética de la sutileza, en la que cada escena se percibe como un interludio entre la claridad y la indefinición.
El conjunto de memorias que movilizan mi investigación incluye episodios de violencia, homofobia y fragilidad. Convierto esta colección en expresiones visuales que cuestionan la condición humana y la naturaleza de los espacios ocupados.
Mi investigación se basa en la comprensión de que el acto de fotografiar tiene como objetivo expresar la experiencia de existir, a través del camino de la memoria y el pensamiento. Un registro que se instala en la tensión entre lo visible y lo silenciado. Cada encuadre funciona como una forma de dar voz a lo que se ha omitido o subestimado.
La limitación física se convierte en poder poético, produciendo imágenes que evocan tanto la experiencia interior como los contrastes del mundo exterior.
Me interesa crear situaciones en las que la fotografía dialogue con la memoria y el dolor, articulando elementos de fragilidad y resistencia. Así, invito al observador a entrar en una esfera de reflexión donde el gesto de ver no se limita a la visión óptica, sino que implica la capacidad de acoger y reinterpretar la ambigüedad que nos rodea.
